Thursday, August 13, 2009

SIN GUITARRA ELÉCTRICA NO TENDRÍAMOS ROCK

        Si alguien no hubiera creado la guitarra eléctrica, el rock’n roll no habría existido. Y sin el rock no seríamos los mismos. No imagino un rock metálico ejecutado con guitarras españolas. ¿Slash tocando November Rain en un instrumento de cuerdas con caja? ¡No! ¿Los integrantes de Sex Pistols retando a su propio público desde el escenario aferrados a vihuelas? ¡No!
Slash 
     Por eso fue importante la creación del músico norteamericano Les Paul fallecido en Nueva York, a las edad de 94. En 1943 inventó la guitarra eléctrica, cuyo primer propósito fue limpiar el sonido de la guitarra tradicional, esto era, quitarle a las cuerdas el agregado concomitante de la madera de la caja del instrumento. De allí que ideara una tabla rasa sobre la que tensó cuerdas, a la que unió un micrófono. De ese modo, obtuvo un sonido nuevo, inédito, extraordinario.
    Casi quince años más tarde de su creación, los músicos comenzaron a tomar el invento en serio. Bill Halley, Elvis Presley y todos los que vinieron después. La guitarra eléctrica facilitó la irrupción del rock y dio carta blanca a los compositores modernos para crear toda la variedad de música electrónica que conocemos hoy.
      La invención de la guitarra eléctrica dio un viraje a la música, inspiró a los jóvenes de una manera distinta y generó un cambio cultural profundo sin vuelta atrás. Hubo, sin embargo, una tendencia que buscó destronar a la guitarra eléctrica: el rock unpplagued, pero fue sólo una pequeña moda, aunque no por eso menos bella. Sin embargo, la guitarra eléctrica se quedó en la escena como una reina.
El creador y su invento: Les Paul. 
    Ese instrumento introdujo un cambio drástico en la manera de oír la música popular. Su sonido limpio y reverberante semeja al sonido de una metralla y, a veces, sus ejecutores "amenazan" al público con ráfagas de vibraciones estridentes, potentes, únicas.
     Y como en todas las cosas importantes, probablemente su autor Les Paul ni siquiera imaginó cuando rasgó por primera vez las cuerdas de la primera guitarra eléctrica de la historia, que ese instrumento iba a ser la madre de una generación distinta de hombres y mujeres. A partir de ese día, el mundo ya no volvería atrás. Paul se merece un tremendo aplauso.

Monday, August 10, 2009

LA PENA DE MUERTE EN LA TELE


       Me opongo a la pena de muerte, por atroz y horrible que sea el caso que la invoque, porque un castigo de esa naturaleza al final recae sobre nosotros. Sí, dicen los que apoyan, ¡reinstaurémosla! Y de ese modo los asesinos potenciales retrocederán. Quienes piensan así lo hacen movidos por la pasión del momento, pero castigar quitando la vida de alguien es algo mayor que la pena.
     Explico: Se condena al sujeto a la pena máxima, la muerte. Tan pronto el tribunal se pronuncia, se inician movimientos contra la pena. Si las apelaciones no fructifican, viene el cúmplase. Y, por último, la opción de la instancia de la gracia presidencial.
   Imagínese Ud. qué pasaría, en el intertanto, la farándula televisiva tomaría el caso, el debate se plantearía en estos términos, qué sí y que no. Los abogados defensores rogando con caras angelicales para salvar al sujeto y el público de por medio sufriendo «que no lo maten, que no lo maten».
  El día de la aplicación de la pena, supongo el fusilamiento, Gendarmería seleccionaría a los medios de prensa que presenciarían la ejecución. Y desde afuera del recinto, la TV transmitiendo en vivo. Los grupos opositores prendiendo velas. El país en vilo, sufriendo, esperando el sonido de los balazos. ¡Por Dios que lo salven! Y ¡PUM! Se murió el asesino.
     De inmediato su tumba se llenaría de flores, velas y rogativas. Gente llorando diciendo que el santito hizo el milagro. Para qué decir los espacios especiales de reportajes en televisión: «Ejecución Cumplida», «Los que Dispararon», «Las Imágenes no Vistas del Ajusticiamiento», etc. Por último, una gran película. ¿Nos olvidamos del Chacal de Nahueltoro?
    Eso es lo que pasaría. En cambio si el asesino queda vivo en una cárcel, nadie se acordaría de él y sufriría mucho más que el susto o el pánico de un momento. Por eso, me opongo a la pena de muerte, no es por favorecer al asesino.