Friday, December 29, 2006

CUENTO: LA FRAGILIDAD DEL TEXTO



4 de enero del año 102.456

     Veamos qué pasó con Jorg, un joven de 20 años que decidió viajar por el hemisferio sur, un territorio desconocido del planeta, devastado el año 2018 por una catástrofe natural. Jorg es descendiente lejanísimo de Jurgen Froest, uno de los diez seres humanos sobrevivientes a aquel desastre. Jurgen se salvó porque cuando la bola de fuego cayó del cielo destruyendo la humanidad casi por completo, él estaba en un minisubmarino investigando las profundidades oceánicas en el Ártico… (Continúa más abajo).

4 de enero del año 2006

     Otra de todas las incertidumbres de nuestro tiempo se refiere a los soportes o los formatos de nuestros trabajos. Si haces un video, muy pronto no podrás verlo porque la tecnología en su evolución va dejando botados en el camino los medios que ella misma creó: el filme, el magnetoscopio, el u-matic, el beta, el vhs, y lo demás. Es un trabajo no contemplado por los tecnoinventores eso de tener que ir haciendo los traspasos, las conversiones y las compresiones para rescatar lo poco y nada que hace uno. De ese modo, muchas, muchísimas producciones pasan al olvido.
      Si escribes o tomas una foto, lo mismo. Mi hijo me entregó un trabajo de hace tiempo que yo tenía en su computador. Me lo hizo llegar en un CD. Y su primera advertencia fue «respáldalo, porque un rayón en el disco y chao trabajo».
     Imagínese usted lo vulnerable que son los soportes con los que trabajamos y lo rápido que pasan de moda. Con el papiro no ocurría lo mismo, puesto que hasta el día de hoy es posible encontrar textos históricos originales, guardados, que retan el paso de los siglos. Tienen tres mil o más años y ahí están con sus signos impresos. Lo que más se le acerca es el papel, capaz de soportar el tiempo, el polvo, la humedad… menos el fuego.
    Y éste es el punto. ¿Qué pasaría si de pronto desde el espacio cayera una gigantesca bola incendiaria que calcinara todo el planeta? Primero, todos moriríamos. Tal vez se salve un puñado de personas. Pero, no quedaría rastros de nuestra civilización basada en el papel y en los soportes electrónicos conocidos. Toda la cultura quedaría chamuscada, hecha cenizas como lo ocurrido con la biblioteca de Alejandría.

(…Continuación del relato inicial).

     En su recorrido por el mundo misterioso del sur, aquel caluroso verano del año 102.456, Jorg encontró una piedra con vestigios del pasado remoto, junto a un peñón amarillento y reseco en un amplio valle olvidado entre altas montañas. En esa roca redondeada que salía de la tierra y se levantaba como 1.20 metros, se podían ver inscripciones que él no entendía. Por eso, copió los caracteres para estudiarlos después. «Sin duda aquí existió alguna comunidad prehistórica», pensó el joven mientras guardaba el registro, tomaba las coordenadas y hacía fotografías del curioso lugar. La reliquia que acababa de descubrir era ni más ni menos que la carta de don Pedro de Valdivia tallada en piedra, que los santiaguinos miramos indiferentes cada vez que pasamos junto al cerro Santa Lucía. Porque absolutamente nada más quedó de nosotros como testimonio de nuestra existencia después de la caída de la gran bola de fuego el año 2018.

Wednesday, December 20, 2006

LAS DEUDAS DEL ARTE



      ¿Qué pasa con el arte? Porque con el arte oficial, ése que exponen en La Moneda, no pasa nada. Ni va a pasar, porque está comprometido. Tampoco con el arte de la galerías o de los museos. Esas obras están allí como los trajes confeccionados a la venta en las boutiques. Pueden ser hermosos, pero carecen de enjundia, de un mensaje de rebeldía.
         Centro este punto de vista en la música popular porque no escucho nuevos versos del estilo de “pateando piedras” a pesar que nuestra sociedad está llena de causas para originar un arte que interprete a miles de personas, que provoque algo, que haya un remezón.
         Y a los cantautores les recuerdo por ejemplo, el caso de los deudores habitacionales. Puede que entre estas personas haya pillos, pero debe haber un gran número que es auténtico, que no puede pagar. Estos últimos se merecerían una canción por sus protestas, sus huelgas de hambre, sus sacrificios, porque no los escuchan en ninguna parte. Para eso están los artistas, para interpretar a esa gente.
         El grupo Los Prisioneros sintonizó con la mayoría de Chile que reclamaba el retorno de la democracia. Sus canciones tenían sentido e interpretaban un reclamo justo, una necesidad.
        Cuando uno vive en democracia, como ahora, pareciera que todo está bien y se nos olvida que la democracia es perfectible. Puedo agregar, a más abundamiento, otras causas, como las tasas de interés, la usura, los gastos de cobranza, para que estalle el arte irreverente.
          El arte que denuncia, el que provoca, aquel que no entra en La Moneda, que no va a las galerías o no tiene espacio en las salas de concierto es el arte que espera mucha gente para perfeccionar esta democracia.

Monday, December 11, 2006

TV UN DÍA DE DESCANSO PARA LOS TRABAJADORES DE TV

(foto emol)

     Mi propuesta no obedece a ninguna campaña, sino que es fruto de la observación, la experiencia y el sentimiento.
Veamos de qué trata esto.
El año 1942, bajo el gobierno de Presidente Juan Antonio Ríos, se instauró el 21 de septiembre como día del trabajador radial. Las razones que se esgrimieron para silenciar las radios ese día cada año, eran ─diríamos─ humanitarias. Se tuvo en cuenta que los comunicadores radiales trabajaban todo el año, incluidos todos los festivos. Pero, se consideró que el 18 y el 19 de septiembre los dejaban exhaustos. La inauguración de las ramadas, el Tédeum, la Parada Militar, etc. Por tanto, se concedió el 21 de septiembre.
     ¿Qué ha pasado con la televisión?
    Para quienes ven televisión, les parecerá normal las coberturas que esos medios hacen de las noticias más inesperadas, más insólitas o de mayor revuelo.
   La muerte de Pinochet era una cuestión anunciada. Sólo había que esperar. Nadie quería caer en la tentación del cuento de Pedrito y el lobo. De ese modo, cualquier editor de televisión del área de noticias que asumía un turno de fin de semana, rogaba porque ese acontecimiento no le tocara a él. Para ellos, esa posibilidad se convirtió en un factor de tensión permanente. Había que estar alerta las 24 horas. Porque de no estarlo, el riesgo era sufrir el golpe periodístico de parte de la competencia, o sea, una pesadilla.
    El epítome de la tensión se produjo el domingo. Conocido el hecho de la muerte, los editores se lanzaron a informar. Simultáneamente todos los que estaban libres, dejaron sus casas, sus familias y se fueron lo más rápido que pudieron a sus canales a apoyar. Ese día el trabajo de comunicaciones se convirtió en una locura. Sin embargo, sólo gracias a ese sacrificio tuvimos en nuestras pantallas todo lo que pudimos ver. Les aseguro que la actividad ha sido demoledora para los periodistas de televisión, durante estos tres días, con turnos de trasnoche.
    Es impensable proponer que haya un día en que sólo un canal emita noticias y que los otros descansen y así, alternativamente a lo largo de los años. Eso no va a ocurrir jamás al menos durante este milenio. Pero, si imagináramos que esa posibilidad existiera, yo propongo que se instaure el 13 de diciembre como el día del periodista de televisión, esto es con descanso total o un día de campo con sus familias. ¿Por qué? Porque ese día habrá finalizado una tensión profesional que los tuvo en ascuas por años.
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✱ El día siguiente del funeral de Pinochet.

Wednesday, December 06, 2006

AGUA EN MARTE, CURIOSA CIRCUNSTANCIA


Científicos de la NASA anuncian haber descubierto agua en estado líquido en el planeta Marte. La presencia de ese recurso en esa condición es un antecedente que nos conduce a pensar de inmediato en que también podrían hallar alguna forma de vida elemental.

La noticia me sorprendió, como me hubiera sorprendido en otros tiempos, cuando yo soñaba con las Crónicas Marcianas o Las Doradas Manzanas del Sol, de mi poeta norteamericano predilecto: Ray Bradbury. Sólo que esta vez, la sorpresa me duró muy poco.

Yo diría que me asombré por no más de veinte segundos. ¿Por qué si es una noticia tan sobresaliente? Porque, antes de compenetrarme en los detalles, miré el contexto.

¿No le parece curioso a usted que esta tremenda noticia salga a la luz, justo ahora, con todos los líos que tiene el gobierno de la Casa Blanca?

Pensemos: el presidente George W. Bush debió cambiar a su ministro de defensa, Ronald Rumfeld por Robert Gates, a raíz de su derrota política en las últimas elecciones. Gates dijo ayer ante los senadores que aprobaron su designación, que Estados Unidos estaba perdiendo la guerra en Irak. Y lo dijo casi en el mismo momento en que el mandatario afirmaba que la estaban ganando. Una gruesa contradicción de fondo.

Y para agravar aún más las cosas, en esta debacle surge en la palestra un equipo de especialistas que recomienda a la administración una retirada militar gradual de Irak.

Ése es el contexto en que se ha dado la noticia del agua en Marte. La sorpresa tiene, según mi modesto punto de vista, el propósito de ponerle paños fríos al grave problema que enfrenta la administración. Encontrar agua líquida en Marte hoy es sospechoso, porque creo que lo sabían de antes y esperaron el momento para lanzar la “bomba”.

Por eso después de los dos títulos de Bradbury que recordé en primer momento al leer lo del agua, se me vino a la mente otro título del mismo autor, cuando intuí las intenciones políticas detrás del anuncio: Remedio para Melancólicos.